Y ese maldito Neruda
que sigue escribiendo
los versos más tristes
dentro de mi cabeza
-esta noche-.
Tan sólo me ha dejado
un lánguido “te quiero”.
Se ha llevado tus senos
de caracoles blancos
y tus ojos color de luna,
y ni siquiera me ha dejado
adelgazar mis palabras.
Y ese verso…
Se ha enquistado en mi frente
y se repite como un mantra:
Me gusta cuando callas…
Me gusta cuando callas…
A mi también me gusta callar,
maldito Neruda
-cuando hablas-.
que sigue escribiendo
los versos más tristes
dentro de mi cabeza
-esta noche-.
Tan sólo me ha dejado
un lánguido “te quiero”.
Se ha llevado tus senos
de caracoles blancos
y tus ojos color de luna,
y ni siquiera me ha dejado
adelgazar mis palabras.
Y ese verso…
Se ha enquistado en mi frente
y se repite como un mantra:
Me gusta cuando callas…
Me gusta cuando callas…
A mi también me gusta callar,
maldito Neruda
-cuando hablas-.
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