como quien pierde el sueño,
y voy errando los minutos,
las horas, la mirada,
mientras crece la tarde entre las manos.
En los días así no escribo
por no decir que pierdo
los sueños y la vida,
leo, escucho a Blas de Otero
mientras muere la tarde entre las Hojas.
Digo vivir, susurra,
digo vivir, contesto,
y comienza a girar en mi cabeza
la noria moribunda de Chernobyl.
Digo vivir y pienso
que la noche es muy larga todavía
y hay mucho que decir
sobre sueños perdidos, escuelas en silencio
y ver pasar los días
como si nada.
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