Esta terrible vida cotidiana,
esta jaula sin fondo
de ventanas azules,
es el digno destino de un poeta.
Transitarla es el fin irremediable,
con dignidad de otoño, de verano,
con dignidad de nube o de tormenta
según el caso
o la estación
o el día.
Con dignidad, en fin, de lo que somos
fagocitarla, digerirla
hasta dejar sus huesos blancos,
que esta vida terrible
es carne
que comer
a dentelladas.
sábado, 25 de junio de 2011
domingo, 12 de junio de 2011
sábado, 11 de junio de 2011
A BLAS DE OTERO
He perdido otro día
como quien pierde el sueño,
y voy errando los minutos,
las horas, la mirada,
mientras crece la tarde entre las manos.
En los días así no escribo
por no decir que pierdo
los sueños y la vida,
leo, escucho a Blas de Otero
mientras muere la tarde entre las Hojas.
Digo vivir, susurra,
digo vivir, contesto,
y comienza a girar en mi cabeza
la noria moribunda de Chernobyl.
Digo vivir y pienso
que la noche es muy larga todavía
y hay mucho que decir
sobre sueños perdidos, escuelas en silencio
y ver pasar los días
como si nada.
como quien pierde el sueño,
y voy errando los minutos,
las horas, la mirada,
mientras crece la tarde entre las manos.
En los días así no escribo
por no decir que pierdo
los sueños y la vida,
leo, escucho a Blas de Otero
mientras muere la tarde entre las Hojas.
Digo vivir, susurra,
digo vivir, contesto,
y comienza a girar en mi cabeza
la noria moribunda de Chernobyl.
Digo vivir y pienso
que la noche es muy larga todavía
y hay mucho que decir
sobre sueños perdidos, escuelas en silencio
y ver pasar los días
como si nada.
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