lo puede decir cualquiera,
Cantar a las cosas vivas:
flores, mares, madreselvas,
pájaros blancos y el brillo
del rocío entre las hierbas.
Hablar de largos caminos
y de colinas distantes,
de cielos limpios y azules,
de ríos verdes y valles.
Pero si acaso bajase,
desde las copas más altas,
el negro cuervo graznando
con su negrura de parca,
mejor no hacerle preguntas;
y si acaso él preguntara,
contestarle indiferente:
¿La muerte? Cosas que pasan.