domingo, 4 de mayo de 2008

CLASIFICACIÓN

En su afán por el conocimiento recorrió el mundo y, encontrándose gentes tan diferentes que lo poblaban, pensó en capturar algún ejemplar para su estudio. Hizo en su finca un parque lleno de jaulas donde poco a poco metió personas con singulares diferencias. Al principio los clasificó por su tono de piel, por su altura o por el color de sus ojos. Más tarde, en su empeño de clasificación, empezó a encontrar sutiles diferencias que especificaba en un cartel frente a las jaulas, pues ya estas diferencias no eran físicas o de muy difícil apreciación por ojos no expertos en la ciencia clasificatoria de personas.
Treinta años después su trabajo estaba casi concluido, tan sólo le faltaba un espécimen, había logrado catalogar a toda la humanidad. Se desnudó y se metió en la última jaula que quedaba, cerró el candado y, satisfecho dio por concluido su trabajo.

Publicado en S.O.S. Cultura nº2 (Junio 2008)

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