viernes, 11 de enero de 2008

RENACER BAJO UNA ENCINA



El arrullo de las sombras clandestinas
me reclama a cada paso silencioso
entre el mudo palpitar de las encinas
y el silente crepitar de su reposo.

.
Detenido junto al árbol milenario
que de tiempos ha forjado su madera
voy sudando las miserias que a diario
se me clavan en la piel a su manera.

.
Cadencioso te renuevas lentamente
remozando en nuevos brotes tus heridas
y las hojas ya doradas suavemente
se desploman de tus brazos ya vencidas

.
La ventisca se ha parado entre tus ramas,
me ha dejado la desidia despeinada,
y mis penas arrojadas a las llamas
de hojarasca bajo el tronco derramada.

.
Vuelvo a ver el suspirar de los sentidos
entre el oro de la luz de la arboleda;
siento como mi calor ha renacido
cuando salgo nuevamente a la vereda.

1 comentario:

  1. Niño Darío y yo que irresponsable, no había vuelto por estos lares, pero he llegado y encuentro que han florecido tus respiros para el alma, que los hay por montón, así que podré disfrutar. un muy buen rato.

    Sentarse junto a un árbol, estar a la sombra de una encina...hay serenidad armoniosa, recordar y pensar, ser y estar, dejar pasar y caer las penas, la nostalgia que se va y que renace.

    Ritmo presente, ese aroma a campo, la frescura, la sencillez y la belleza de tus letras que ahora han llegado a renacer bajo una encina.

    Un beso grandote al niño que trabaja en las minas. Att. Edmy

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