domingo, 21 de septiembre de 2008

LA TARDE LANGUIDECE

La tarde languidece
con el olor de las horas muertas,
y todo parece detenerse
en un suspiro hondo y quejumbroso.

Los colores desfallecen
en la lenta agonía
que los torna grises,
y algunas flores blancas
caen del almendro
(como lágrimas que resbalan
por la piel de marzo).

Las notas de un piano,
perdidas entre las sombras alargadas,
caminan tristemente
con su tempo grave, moribundo,
y mi piel se estremece nuevamente
con la muerte de otro día
envenenado de ausencias.

Esta noche la luna será un diente
que se clava en las pupilas,
y la brisa,
llevará prestado tu aroma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Derechos reservados