lunes, 27 de octubre de 2008

SANGRE DEL ESTÍO

Descansa en la espesura del estío
la tarde siempre tan ajada y seca
y el canto siempre eterno de chicharras
y solo junto al pozo alguna hierba.

Los cardos ya vencidos y apagados,
al borde del camino solo y quieto
y algún cortijo blanco se destaca
entre un espeso mar de verde muerto.

Y junto al viejo almendro ya desnudo
la vida se engalana y se hace roja
de sangre que destila en el estío
los pétalos carmín de la amapola.

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