esta jaula sin fondo
de ventanas azules,
es el digno destino de un poeta.
Transitarla es el fin irremediable,
con dignidad de otoño, de verano,
con dignidad de nube o de tormenta
según el caso
o la estación
o el día.
Con dignidad, en fin, de lo que somos
fagocitarla, digerirla
hasta dejar sus huesos blancos,
que esta vida terrible
es carne
que comer
a dentelladas.